lunes, 14 de julio de 2008

¿QUIEN TIENE LA PALABRA?

Extractos de la columna que el filósofo José Pablo Feinmann publicó ayer en el diario Página 12.

(...) Lamentablemente la Carta que firman tantos de los mejores hombres y mujeres de la cultura de este país tiene poca eficacia. Un movilero de algún canal o alguna radio del Poder Mediático, bien adoctrinado, logra más con este simple mecanismo: el tipo va a una movilización del Gobierno y encuentra a un obrero. Le pregunta: “¿Cómo lo trajeron aquí?”. Después va a un agro-cacerolazo, se acerca a una joven o a un joven y pregunta: “¿Por qué viniste aquí?”. La basura queda en la conciencia pasiva del que escucha o del que mira. El groncho de la Presidenta no va, lo llevan. No tiene voluntad propia. Le dan un choripán y ahí lo tienen. Comiendo de la mano de los gordos de los sindicatos. ¿O los grasas peronistas no son así? Por el contrario, el teflón-boy (o la teflón-girl), el garca que se ha venido desde Acassusso o Recoleta, es la expresión de una conciencia autónoma. El ha elegido libremente. Sabe la causa por la que lucha. Nadie va a comprarlo. Es lúcido. Es culto. Es la expresión de la libertad del ciudadano. Esto llega, penetra porque expresa el racismo de gran parte de nuestra clase media (de toda la alta) y de los sectores de elevado poder adquisitivo que, según es larga tradición, enfrentan otra vez a un gobierno peronista, aunque este Gobierno sea tibiamente nacional y popular, pero ha incurrido en el horror del intervencionismo de Estado, y algunos otros imperdonables horrores también. Si no, la embestida que sufre no sería tan a fondo. (...)

(...) Luego, el poder mediático. Que tiene algo claro: no hay que tocar la Ley de Radiodifusión. Ahora bien, ¿cuál es el reemplazo a este Gobierno que tanto odio les despierta? Cualquiera lo sabe: no puede ser otro que Duhalde. El viernes 11 de julio, muy sonriente, se reunió con Jorge Busti. Hay que implantar un eje de poder opuesto al de Kirchner dentro del peronismo: éste fue el resultado de la reunión. Pero Duhalde no dará la cara. Tiene a su hombre, tiene la cara de Reutemann. Todo lo demás es palabrerío, aunque funciona bien. Puede que Cristina F. irrite a algunos. Puede –como me dijo alguien– que esta gente despierte “muchos odios”. Lo dijo porque se lo dijeron pero el mensaje entra. Los Kirchner provocan. Se los ve soberbios. Tienen marchas y contramarchas. Dan ventajas. Pero si se leyera la Carta de los intelectuales se vería que nosotros no saltamos de alegría por todo lo que hace este Gobierno. Sólo sabemos que, sin ser de izquierda, a la izquierda de él no hay nada. Y a la derecha, el aparato peronista manejado por Duhalde y con Reutemann como careta presidencial.

Es cierto que hay corrupción en este Gobierno. Eso va en contra de todos nuestros principios. Aquí no rige ni regirá el “roban pero hacen”. Pero tampoco podemos ser tan ingenuos: cualquier otro ha robado y robaría más. La política ya no se ejerce –ni aquí ni en ninguna parte– sin el dinero como arma de convencimiento, de presión o de amenaza. Uno no puede aceptar eso. Yo no podría hacer política. Pero en este gobierno (que, además, es democrático) habrá siempre mayor voluntad de transparencia que en uno manejado por el duhaldismo en pleno dominio del corleónico aparato peronista. Si lo tiran, sabemos lo que podemos esperar. Lo de siempre: el ostracismo, la vereda de enfrente, lo peor. Lo único que tienen como alternativa quienes desean debilitarlo y, a la larga, hacerle morder el polvo, es otra variable del peronismo. Pero bien de derecha. Tan de derecha que es temible. Sobre todo porque dará cauce al odio oscurantista de los cruzados iracundos de estos días. Y a la Sociedad Rural, que avaló e impulsó el genocidio y eso no se borra diciendo alegremente “cambiamos”. Cuando se apoyaron ciertos horrores, no hay retorno.

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