martes, 24 de junio de 2008

JUSTICIA PARA POCOS Y ADVERTENCIA AL GOBIERNO DE CRISTINA KIRCHNER

Los que siguen son extractos de la columna semanal firmada por el periodista J. M. Pasquini Durán y publicada el sábado 21 de junio en el diario Página 12.

Costos

Cuando los piqueteros eran pobres fueron enjuiciados en todo el país alrededor de tres mil militantes gremiales y sociales, algunos sufrieron cárcel por crímenes tan terribles como pedir alimentos y otros perdieron la vida. Teresa Rodríguez, Kosteki, Santillán, Carlos Fuentealba, más de treinta caídos durante los cacerolazos en diciembre de 2001, forman parte de la más reciente lista trágica escrita con sangre por la represión salvaje de fuerzas de seguridad.
Al cabo de cien días de lockout desabastecedor, que violó leyes y reglamentos, que impidió la libre circulación por rutas públicas y privó de alimentos, combustibles y también insumos industriales a poblaciones enteras y a numerosas empresas que licenciaron a miles de trabajadores, que desataron un proceso inflacionario en contra de millones de consumidores, que devaluaron el poder de compra de los salarios, que agravaron la indefensión de los grupos más vulnerables de la población, entre muchos otros perjuicios al bienestar general, a la economía nacional y a la estabilidad institucional, por todos los delitos y responsabilidades no llegan a treinta los productores agropecuarios que tienen algún expediente judicial abierto. (...)

(...) fue Perón, en su etapa de “león herbívoro”, quien pronosticó que el mundo se quedaría sin alimentos y sería la oportunidad maravillosa para países productores como Argentina, que puede abastecer a quinientos millones de consumidores.
Acertó, pero el poder sin alma del dinero, la dictadura genocida y la deserción del menemismo de los principios de la justicia social entregaron la oportunidad a la codicia de los grandes capitales, sacrificando al propio pueblo, con niños que mueren por desnutrición y la tuberculosis, enfermedad de misérrimos, hace estragos entre millones de pobres.
El asunto que hoy tiene en sus manos el Congreso consiste en dotar al país del instrumento legal que potencie las posibilidades de producción a condición de que desaparezca el hambre de los hogares argentinos. Para eso, todas las facilidades para los negocios agropecuarios pero también la equitativa distribución de las riquezas.
Entre los privilegios de los fondos de inversión está el anonimato de sus integrantes, pero los que mueren de hambre tienen todos nombres y apellidos. Sería bueno que los legisladores tengan sobre sus pupitres aunque sea la nómina de los chicos que murieron el último año por alimentación inadecuada, encima de las encuestas de opinión sobre clientelismo electoral. (...)

(...) si pasado mañana el Gobierno impusiera un tributo a la renta financiera, que hoy en día goza de exenciones injustificadas, o lleva adelante una ley de radiodifusión que derogue la norma dictada por Jorge Videla, con seguridad afrontará otras batallas duras y crudas.
Ojalá haya aprendido de sus aciertos y errores en esta experiencia todavía sin terminar y no pierda el rumbo. Sus enemigos, sobre todo los del propio palo, olfatearon sangre y se han lanzado sobre el rastro para ver si recuperan el espacio perdido.
Al Gobierno le esperan días complicados, pero logrará salir adelante si no olvida la regla básica de toda idea de progreso: es la confianza del pueblo la que inclina los platos de la balanza.
El único costo irrecuperable es el que pagan los gobernantes que desilusionan a sus votantes.

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