miércoles, 16 de abril de 2008

NOTA PUBLICADA EN CLARIN EL 14/10/2007, PERO MUY CERCANA A LAS CACEROLAS DE TEFLON

Argentinos muestran garras con Los Pumas y el tomate
Por: Marcelo A. Moreno
Hoy Los Pumas juegan su suerte ante Sudáfrica y corre serio peligro de extinción natural el cúmulo de despropósitos que brotaron a la sombra del éxito de los grandotes. La referencia no es, por cierto, a los análisis deportivos sino a la guitarreada de sociología de entrecasa que desató en ciertos medios y en ciertos psicoanalizadores (si se permite la palabrota) de la disímil realidad patria.Hubo quien habló de una "filosofía" puma y un autodenominado filósofo comparó el ventajismo criollo —propio del fútbol— con la "meritocracia" rugbier. Y hasta apareció quien definió la "actitud puma" como una "filosofía social" y se lanzó a extrapolar sin orden ni concierto al país entero valores que supuestamente regirían a la práctica del rugby, hoy.Se habló de lealtad, de juego rudo pero limpio, de amateurismo y respeto a la autoridad y al rival; en suma, de buena educación de colegios privados frente a la supuestamente despiadada y roñosa competencia por mero afán de lucro de los pibes de escuela pública o ausencia de escuela que practican fútbol.En ese desbordante entusiasmo, se obviaron algunas precisiones. Por ejemplo, que la abrumadora mayoría de los integrantes de Los Pumas no juegan por amor al arte sino de manera bien rentada en el exterior. No les pagan como a las estrellas de fútbol simplemente porque el ejercicio del balompié atrae un interés multitudinario, globalizado que no alcanza ni por las tapas el rugby.Por otro lado, pocas prácticas hay más desalmadas, brutales y rebosantes de mala intención como el rugby, en el cual es parte habitual del juego —aunque, claro, está penado— pisarle la cabeza al rival, morderlo y trompearlo. Y atropellarlo, derribarlo, aplastarlo no sólo es lícito sino que constituyen la parte esencial del deporte. El pregonado respeto al oponente no incluye, digamos, el físico, que termina machucado, si no gravemente lesionado, por estos presuntos caballeros al que una propaganda quiere elogiar llamándolos "animales".¿Es una paradoja, un síntoma o una simple casualidad que esta glorificación clasista ocurra en un país en vísperas de unas elecciones presidenciales en que la clase acomodada carece de un candidato que la entusiasme —Macri que, contradictoriamente, debe su fama al más popular de los deportes, está colocado en la Ciudad de Buenos Aires— y los comicios más que polémica producen el indisimulado tedio de un trámite sucesorio? Lo que sin duda es una paradoja es que este acaloramiento ocurra en la misma semana en que los medios globales saturaron con el aniversario del asesinato, en Bolivia, del doctor Ernesto Guevara Lynch de la Serna, un rugbier, por origen, apasionado y experto.Y también, que suceda en la misma semana en que un sacerdote católico en funciones fue condenado —por primera vez en la historia argentina— a reclusión perpetua por 7 asesinatos, 42 secuestros y por haber intervenido en 31 sesiones de tortura. Eso es lo que se pudo probar. Y lo que a la Iglesia Católica argentina le produjo "dolor", según testimonió en un documento de 18 líneas que dio a conocer al respecto. Esa noticia fue publicada por los principales periódicos de todo el mundo, muchos de los cuales le dieron amplio despliegue. Aquí, entre nosotros, si bien fue tapa de casi todos los diarios, no tuvo tanto rating. Quizá porque andamos muy preocupados en el heroico combate contra el precio del tomate, últimamente. Y por Los Pumas, claro.

No hay comentarios: